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El pasaje bíblico de Ezequiel 18, 21-28 destaca la importancia del arrepentimiento y la responsabilidad individual en la relación con Dios. Se enfatiza que si una persona malvada se aparta de sus pecados y sigue los preceptos divinos, vivirá y no morirá, ya que sus transgresiones no serán recordadas. Por otro lado, si una persona justa se desvía hacia la maldad, sus acciones justas previas no serán tenidas en cuenta, y morirá por sus pecados. 📖 Explicalabiblia.com
Este fragmento subraya la equidad del proceder divino, cuestionando la percepción de injusticia por parte del pueblo de Israel. Dios invita a la reflexión sobre la conducta personal y destaca que cada individuo será juzgado según sus propios caminos.
La enseñanza central es que Dios no desea la muerte del pecador, sino que este se convierta de su mala conducta y viva. Se resalta la misericordia divina y la oportunidad constante de transformación y renovación espiritual a través del arrepentimiento genuino.
Este mensaje es relevante para la vida cotidiana, recordando que nuestras acciones tienen consecuencias y que siempre existe la posibilidad de redimirnos y volver al camino de la justicia. La responsabilidad personal y la capacidad de cambio son fundamentales en la relación con lo divino y en la construcción de una sociedad más justa.